Mi tercer
viaje a Palenque lo hice para tener la experiencia completa de sumergirme en
fiesta y costumbres palenqueras. Todos los años, en octubre, Palenque de San
Basilio celebra su Festival de Tambores. En cada ocasión, se hace tributo a un
gran músico palenquero. El 2013, Palenque de San Basilio hizo un hermoso
homenaje a uno de los músicos que puso a Palenque de San Basilio en el mapa y
alguien que se convirtió en parte de mi familia palenquera: el maestro Rafael
Cassiani Cassiani.
Era un día
típico en Palenque, uno de muchísimo calor y humedad donde se sentía la fiesta.
En todas las ocasiones de mis visitas, Palenque ha estado de fiesta. Como en
mis viajes anteriores, pude compartir con varias personas palenqueras, quienes
abrieron sus espacios y casas para darle la bienvenida a cientos de personas
quienes visitaban el corregimiento durante 4 días completos de fiesta. Con una
tarima grandísima en la plaza principal frente a la estatua de Benkos Biojo,
los palenqueros estaban, algunos sentados tomando cerveza en la fiesta y los
demás en sus diferentes lugares de presentación.
Todas las
charlas y clases que dictaban ese día hacían homenaje a la tradición palenquera
y todo lo que hace parte de las costumbres preservadas para la mantención de su
estatus como Patrimonio Intangible de la Humanidad. La primera clase que
visitamos era de la lengua palenquera. Una profesora nos mostraba la diferencia
entre la lengua palenquera y el español y nos enseñó algunas palabras. Mientras
tanto, en la parte de atrás había otra palenquera vendiendo sus dulces. Ese día,
con una muy buena amiga mía quien viajo conmigo, comimos enyucado y cocadas de
banano.
De ahí
fuimos a ver una clase de tambores, donde varias personas estaban sentadas en
un círculo aprendiendo a tocar ritmos africanos en diferentes tipos de tambores.
Mientras tanto, en la casa de al lado, un curandero palenquero hablaba de
curaciones naturales con plantas y vendía sus productos. Después de salir de donde el curandero, dimos
la vuelta por el corregimiento, regresando al arroyo, el cual no conocí con
agua, ya que no había llovido lo suficiente para inundarlo y se mantenía
bastante seco. En ese momento el calor nos llevó a querer ir hacia la plaza a
comenzar los conciertos. Camino hacia allá, pasamos por una casa donde enseñaban
a hacer los peinados de trenzas típicos palenqueros. En esta ocasión, conocí
más detalles acerca de los significados de los peinados. Hay peinados que se
hacen en épocas de luto, otros para momentos de celebración. Toda esta
tradición sigue muy enlazada en la cultura palenquera y siempre se recuerda
como el aspecto que ayudó a darle la libertad a los palenqueros.
Llegamos a
la plaza y antes de acomodarnos en una mesa con la vista perfecta a la tarima,
mientras comenzaba a llover, paramos a comprar una cerveza. Tanto la lluvia
como la cerveza fueron un gran alivio para el calor y nos ayudaron a comenzar
la fiesta. Durante los conciertos, pudimos también disfrutar de otras cosas
típicas, como los buñuelos de maíz (masa de maíz frita y servidos con un palo
de paleta) y otras personas compraron más dulces. Había varios grupos
programados para tocar ese día. De hecho, Gabino, mi amigo y guía palenquero,
se sentó con nosotros a conversar y me dijo que ese día acabaría a la
amanecida. Durante el festival, Gabino no trabaja de guía. En vez, el
corregimiento tiene un grupo más grande de personas que se encargan de ser
guías para los grupos de personas que llegan y llevarlos de sitio en sitio para
poder disfrutar de las diferentes charlas y conocer Palenque. Son 4 días completos de fiesta para los
palenqueros. Para nosotros, el día acabo más temprano, pero nos dio el tiempo
de sumergirnos en la cultura por un tiempo corto. La experiencia me lleno de
emoción y me dejo con ganas de regresar. Ese día me despedí de Gabino,
comentándole que me iría a vivir a otro país, pero asegurándole que regresaría
a visitar la próxima vez que estuviera en Cartagena.
Por ahora, mantengo a
Palenque de San Basilio y todos sus personajes muy presentes, ya que ellos se
convirtieron en mi familia palenquera, a la que echo de menos y regresare a
visitar pronto.
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