Por Vivian Liberman.
“Cuando lleguen, no olviden mirar a Palenque a través de los ojos del corazón.” Esas palabras de Merly, la directora de Tu Cultura quien me ayudó a realizar mi sueño de ir a Palenque, nunca se me van a olvidar. En ese primer instante, no entendí el mensaje y ahora, después de tres visitas a Palenque, no tengo otra manera de verlo.
“Cuando lleguen, no olviden mirar a Palenque a través de los ojos del corazón.” Esas palabras de Merly, la directora de Tu Cultura quien me ayudó a realizar mi sueño de ir a Palenque, nunca se me van a olvidar. En ese primer instante, no entendí el mensaje y ahora, después de tres visitas a Palenque, no tengo otra manera de verlo.
Mi
primer viaje a Palenque en mayo del 2013, lo hice en un bus con un grupo de
personas quienes viajaban al destino por el mismo motivo que el mío; para crear
otro capítulo en la historia de este corregimiento. Como parte del blog trip,
el propósito de uno de los viajeros era poner a Palenque de San Basilio en el
mapa, es decir, crear la ruta para aplicaciones como google maps para que las
personas puedan viajar hasta allá. En esta ocasión pude ser partícipe de la
digitalización de uno de los aspectos más importantes de la cultura de
Palenque, la ruta desde Getsemaní hasta este corregimiento.
Palenque
de San Basilio fue el primer corregimiento libre del país y sus habitantes le
indicaban a las personas como llegar allá a través de mapas creados en los
peinados hechos de trenzas. De esta manera, podían salir de Cartagena sin nada
en sus manos para evitar que los Españoles descubrieran su ruta. Hoy en día,
los peinados de trenzas tienen muchos otros significados, cosa que aprendí en
mi tercer viaje a Palenque durante el festival de tambores.
En mi
primer viaje, Palenque estaba de fiesta. Eso no fue distinto al segundo o
tercero, ya que en esas otras ocasiones también lo estaba. En mi experiencia,
Palenque siempre está de fiesta y eso hace que este lugar siempre tenga magia.
La primera fiesta fue la celebración del día de la madre. En la plaza, había
varios equipos de sonido con parlantes mas grandes que yo tocando diferentes
tipos de música. Las personas estaban en grupos disfrutando de la música,
bailando y bebiendo. En Palenque aprendí a tomar costeñita (en este lugar tan
caliente, es del tamaño perfecto para no calentarse).
Aún con
la fiesta, seguimos nuestro recorrido por Palenque. La visita comenzó con un
grupo de músicos palenqueros y otros ciudadanos de Palenque cantando el himno
del corregimiento en el idioma palenquero. Ahí comenzó el viaje, guiado por mi
Palenquero favorito, Gabino, quien nos llevó a conocer el “pedacito de Africa
dentro del territorio colombiano,” así lo llamó el. Dentro de este viaje, visitamos la plaza, la estatua de Benkos
Biojó, barrio arriba y barrio abajo, el colegio etnoeducativo, el arroyo, el
lugar donde destilan su ñeque (o ron palenquero), el Centro de la Cultura,
nueva edificación que tiene una biblioteca y donde se hace trabajo para
preservar la cultura. Tuve el placer de conocer por primera vez a la señora
Emelia Reyes Salgado, vendedora de dulces y cantante de las Alegres
Ambulancias, quien nos compartió algunos ingredientes de la preparación de sus
dulces, la importancia de la venta de dulces para la cultura palenquera y nos
cantó algunas canciones. También conocí al maestro Rafael Cassiani Cassiani, quien
nos compartió las experiencias de sus viajes alrededor del mundo como músico
principal del sexteto Tabalá. El nos
cantó unas canciones acompañado por niños del colegio, a quien el les enseña a
tocar, mientras otros niños del grupo bailaban el baile típico de Palenque: el
mapalé.
Cada
lugar visitado fue acompañado por la narración de su historia y de la importancia
para la cultura palenquera. Gabino, con toda la paciencia y pasión, nos ayudó a
vivir parte de la cultura, contándonos cuentos y cantando canciones. Inició con
un canto del ritual lumbalú y luego nos compartió el canto para conquistar a
una niña y lo siguió por aquel que marcaba el final de su relación. Nos explicó
el sistema de kuagros, o agrupaciones sociales que se forman a partir de los 8
años de donde nacen los amigos, novios, esposos, y todas las personas
encargadas de acompañarse hasta finalizar la celebración de su muerte.
La
tarde finalizó en un restaurante, donde la Señora Isabel, nos preparó comida
típica palenquera sobre leña. Sancocho de pescado, seguido por carne, pollo o
pescado con arroz con coco y patacones. Ella y su familia hicieron que el final
de esta experiencia (acompañada por una cerveza fría) terminaran en comunidad.
Nos sentamos en una mesa larga, rodeados por personas que estaban de fiesta,
bailando, tomando y comiendo. Casi 8 horas después de nuestra llegada, ellos
seguían donde los dejamos al inicio de nuestra ruta, en la plaza, de fiesta.
Mientras
caminábamos por calles sin pavimentar, en un lugar donde no hay acueducto, los
baños quedan afuera de las casas al igual que las cocinas, las estufas son de
leña, muchas de las casas tienen techo de palma, la ropa se lava en el arroyo, la
población de mosquitos es posiblemente mas grande que aquella de los
palenqueros, el calor y la humedad son peor que la de Cartagena, fue con los
momentos vividos que me olvidé de los aspectos materiales que diferencian a
Palenque de San Basilio de Cartagena de Indias. A través de las historias, los
bailes, la música, la comida, la interacción con el maestro Cassiani Cassiani,
la palenquera Salgado, la cocinera Isabel, entendí a Merly. Al montarme al bus,
le pregunté a Merly cuando podría volver y eso hice dos veces más. Espero
volver en el 2014 para ver el avance del proyecto Palenque 2015, del parador
turístico, pero mas importantemente, para volver a ver a las personas que me
abrieron las puertas de su casa, su cultura y su corazón a través de las cuales
me enamoré de la cultura palenquera.
Gracias por compartir tu experiencia, y estamos atentos a tu otro post!!
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